viernes, 19 de junio de 2009

"UN ÁNGEL LES DEVOLVIÓ LA VIDA"



Enfermero les donó sus riñones, hígado y córneas. Fabián Obispo vino a Lima por dos semanas y falleció en un accidente de tránsito.


Irónicamente, su muerte permitió salvar la vida a cinco personas que esperaban donaciones de órganos desde hace varios años. Karen Espejo.


Judith Chambi Macahuasi jamás imaginó que el hombre con quien convivió durante 11 años sería un héroe después de su muerte. Nunca pensó que lo perdería tan pronto, ni que su cuerpo ya vacío de vida sería la fuente de salvación para cinco personas desconocidas.
Al otro lado del teléfono, desde Madre de Dios, Judith puede dar fe de que las casualidades no existen. Está segurísima de que el enfermero Fabián Sebastián Obispo Mendoza (51), el amor de su vida, fue enviado a Lima con un propósito especial: el de arrancar de las garras de la indiferencia y la muerte a Carmen, Marlon, Ernesto, Margarita y Marina..

“Él trabajaba en el Hospital de EsSalud de Puerto Maldonado y lo mandaron a Lima durante dos semanas para recibir un curso de oftalmología. Llegó el 17 de mayo y a los dos días lo atropellaron”, cuenta Judith con voz temblorosa.


El accidente


Según el parte policial, el accidente ocurrió en el cruce del jirón Azángaro y la avenida Roosevelt, en el Cercado de Lima. Un Toyota gris oscuro de placa BGU-842 chocó contra un Nissan plata de placa CIN-073, el cual perdió el control y arrolló al héroe que hoy es Fabián, y a otras dos personas. Los conductores quedaron libres y el caso continúa en investigación.

“Tenía daños cerebrales severos. Era como una velita que se iba consumiendo de a pocos y que terminó por apagarse el viernes 22”, asegura Miriam Obispo, sobrina del fallecido. Entonces vino la difícil pregunta: ¿Desean donar sus órganos?... El silencio se hizo interminable..

“Todos dudamos porque aún teníamos la esperanza de que pudiera vivir. Teníamos miedo de que al extraer parte de su cuerpo lo estuviéramos matando. Pero los doctores del Hospital Edgardo Rebagliati (de EsSalud) nos explicaron que su cerebro ya no funcionaba y que si su corazón seguía bombeando sangre, era sólo de manera artificial a través de una máquina. Era casi imposible que despertara del coma”, asegura Miriam a las afueras del Ministerio Público, donde continúa las diligencias por el accidente de su tío.


Segunda oportunidad


Los dos riñones, las dos córneas y el hígado de Fabián fueron donados el 24 de mayo a Carmen Núñez (33), Marlon Carpio (29), Margarita Cajahuanca (83), Ernesto Yui (69) y Marina Lazo (70), respectivamente, cinco personas de provincia que recibieron el regalo de vida que esperaban desde hace varios años.

“Yo había perdido las ganas de estar viva. Me diagnosticaron insuficiencia renal crónica terminal en el 2002. No podía caminar, me subía y bajaba la presión, me dolía el corazón. Estaba cansada de las dolorosas sesiones de hemodiálisis tres veces a la semana. Era estar casi cuatro horas conectada a dos válvulas que me extraían la sangre, para purificarla y luego regresármela al cuerpo”, detalla Carmen, quien tuvo que abandonar su trabajo de supervisora en un fundo de Huacho a causa de su enfermedad.

La historia de Marlon es similar. Hace siete años tuvo que venir a Lima, dejando atrás su natal Iquitos, a causa del mismo diagnóstico que Carmen. “Se me hinchaban seguido las piernas y no podía expulsar bien las toxinas al miccionar. La primera vez que te enfrentas a la hemodiálisis es traumática”, manifiesta Marlon, quien recibe una pensión por invalidez permanente a causa de su mal.

El lunes pasado, ambos conocieron personalmente a Judith y Miriam (esposa y sobrina de Fabián, el hombre que les dio parte de su cuerpo). Y allá en los pasillos del Hospital Rebagliati quedaron grabadas las imágenes del abrazo agradecido, del llanto desmedido y del recuerdo de una de las poquísimas familias peruanas que rompió el silencio con un “sí, acepto” para salvar la vida de otros seres humanos.


“Continúa vivo”


“El solo conocerlos me llenó de orgullo porque es tener presente que mi tío hizo el bien en vida y después de su muerte”, expresó Miriam con una sonrisa impresa en el rostro, sin saber que horas después, a varios kilómetros de distancia, la esposa de su tío se quebraba en llanto al recordar ese mismo día.

“Estar junto a Carmen y Marlon era como sentir a mi esposo vivo dentro de ellos. Por eso los abracé fuerte y les pedí que se cuiden, porque mientras ellos vivan, yo pensaré que al menos parte de Fabián se mantendrá latente todavía”, dice Judith.


Piden justicia


Margarita y Ernesto, los dos pacientes que recibieron las córneas del fallecido enfermero, habían perdido la vista izquierda desde el 2007 y el 2006, respectivamente. Una capa blanca cubría uno de sus ojos y la oscuridad parcial era su odiosa compañera siempre. Hasta que un trasplante les devolvió la luz.

De Marina Lazo, la quinta beneficiada con la donación del hígado de Fabián, sólo se sabe que se recupera lentamente en el Hospital Guillermo Almenara. Pero no cabe duda que su vida cambió.

Fabián, el buen esposo, el buen tío, el menor de seis hijos y el único de ellos que logró ser profesional, ha muerto en cuerpo, pero no en alma. Su recuerdo será difícil de borrar de las vidas de Carmen, Marlon, Ernesto, Margarita y Marina. Por eso su familia continúa pidiendo justicia por el accidente del que fue víctima, porque se resisten a creer “que la muerte de una persona tan buena, capaz de dar vida a cinco desconocidos, quede impune”.


CIFRAS


87% de peruanos señalan que no desean donar sus órganos en el Documento Nacional de Identificación (DNI).

59 de cada millón de habitantes que fallecen por muerte encefálica, no donan sus órganos, debido a la negativa de los familiares.

4 mil pacientes están a la espera de un trasplante renal para salvar sus vidas. Otros miles esperan otros órganos.


Fabián Obispo es uno en un millón


Carlos Carvallo, jefe del Programa de Trasplante de Órganos y Tejidos de EsSalud, afirmó que solo un ciudadano por cada millón de habitantes a nivel nacional dona sus órganos, siendo una de las tasas más bajas en América Latina. Fabián fue una de esas extrañas pero gratas excepciones.

Agregó que en la mayoría de los casos es la familia la que se niega a estos procedimientos, debido a factores como la falta de información, las creencias culturales y religiosas, así como el temor a que dejen morir a su paciente, o la posibilidad de un tráfico de órganos.

En la actualidad, a pesar de que el individuo exprese aprobación para donar sus órganos en el DNI, depende finalmente de la familia si este deseo se cumple o no. Es por ello que la Comisión de Salud del Congreso aprobó un dictamen para que la decisión voluntaria del donante de órganos y tejidos después del fallecimiento sea respetada inobjetablemente, sin valer la opinión de la familia.. La propuesta será debatida próximamente en el pleno del Congreso.


CRÉDITOS: "DIARIO LA REPÚBLICA"

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